Ir al contenido

Cesta

La cesta está vacía

Inicio / JOURNAL / EDIT / LA VERDAD TAMBIÉN SE PONE UN JERSEY

Artículo: EDIT / LA VERDAD TAMBIÉN SE PONE UN JERSEY

EDIT / LA VERDAD TAMBIÉN SE PONE UN JERSEY

Aquí Mer como siempre analizando sin parar el mundo que me rodea. Hoy quiero hablar sobre cómo vestirse con lo que de verdad eres, y no con lo que se espera de ti, un temazo.
 
Hay un momento, justo antes de salir, en el que decides cómo quieres estar en el mundo. No es solo un tema de estilo. Es una conversación contigo misma. Una pregunta mental: ¿esto que llevo me representa? ¿o voy disfrazada? Lo más curioso es que la ropa (y tu cuerpo) saben la respuesta antes que tú.

Un cuello que aprieta. Un color que no te pega. Un jersey que no calienta lo que debe.

El cuerpo lo nota. Y tu (y yo) la mayor parte del tiempo no le hacemos caso.
 
No estamos hablando de minimalismo, ni de “básicos que no fallan”, ni de manuales de estilo. Estamos hablando de verdad. La verdad de ponerte una camisa que te emociona. De usar un pañuelo que te rodea el cuello y también el ánimo. De mezclar joyas, tejidos y texturas como quien dice “esto soy hoy”.
 
Porque hay días en los que necesitas brillo, y otros en los que solo quieres calor.

Y ambos son válidos, si vienen desde dentro.

Los verdes suaves combinan con todo.
Este jersey sage es de esos que te solucionan el día. Con blanco queda limpio, con denim queda práctico y con un pouch estampado parece que lo has planeado (aunque no sea verdad).

Burdeos + rayas = otoño hecho look.
Aquí lo importante es la mezcla de texturas: una camisa que asoma, un jersey que se cruza, un bolso que recoge todo el color. Es el típico look que te acompaña de lunes a domingo.

 

En este proceso ocurren varias cosas interesantes, la más flipante son las micromentiras del armario (o mentiras gordísimas), las que nos contamos a nosotras mismas al vestirnos, y que pueden ser perfectamente estas:
  •  Como hoy necesito subirme la moral me voy a poner tacones (cuando sé perfectamente que no voy a parar).
  •  Elegir “lo elegante” cuando lo que necesito es suavidad y confort.
  •  Taparme con capas que no te representan, o con prendas que quedan fatal, sólo porque se llevan.
  •  Vestirme para los demás, para la imagen que creo que tienen de mí, soy diseñadora de moda, ¿cómo piensan todos que debo vestir?
Otra vez más, tu cuerpo se da cuenta, tu mente se engaña, y tu energía se viene abajo cuando sólo llevas 5 minutos fuera.
 
Quiero aquí abrirme una puerta y abrirla a todas vosotras para tener siempre a mano.
 
¿Y si hoy pruebo otra cosa?
¿Qué pasa si elijo lo que me apetece de verdad?
¿Y si ese jersey de lana es tu mejor conversación del día sólo porque es mi favorito y me cambia hasta el humor?
¿Y si mezclo lo que tengo con lo que siento?
¿Y si la combinación más bonita no es la más pensada, sino la más sincera?

El marrón chocolate vuelve (y menos mal).
La bandana marrón, el pouch y el gris del jersey crean una mezcla muy bonita, muy de invierno sin ser aburrida. Si no eres de prints, este conjunto te da un punto gráfico sin esfuerzo.
Neutros + un golpe de color.
La pana beige con el azul eléctrico funciona siempre. Es un look que parece pensado, aunque lo hayas decidido en tres minutos. El bolso y la bandana del mismo tono te salvan la vida cuando quieres algo fácil pero con intención.
Vestirse no tiene por qué ser siempre una imagen que damos a los demás, un estilo o una narrativa inventada. vestirse cada día debe ser una experiencia íntima, un ritual. Un momento reparador.
 
Esta semana, ponte una prenda que te haga sentir tú, yo lo tengo claro y tiene forma de jersey. Voy a elegir lo que me sale de dentro, y voy a buscar cómo combinarlo para no sentir que se queda básico, si no que me da todo lo que tiene y más.
 
Lo voy a notar... y lo van a notar! 

Denim como columna vertebral.
Cuando no sabes qué ponerte, piensa en denim + un color potente arriba. El burdeos aquí lo hace perfecto. Es un combo que siempre funciona y que te permite jugar con accesorios sin complicarte.
ENCUENTROS RELAJADOS / IVÁN CAÍÑA Y EL ARTE DE ESCRIBIR DESPACIO

Hay oficios que obligan a bajar el ritmo, a escuchar el trazo, a entender el peso del gesto.